Nunca he sido una persona demasiado saludable y no lo digo como una virtud, sino más bien como una carencia. En casa, de pequeña, se comía bastante mal porque siempre habían dulces y bollería así que me acostumbré a llevarme al cole de almuerzo esas cosas, e incluso a merendarlas también, por lo que las comidas o las cenas eran para mí un calvario ya que no tenía hambre y como niña pequeña que era pues prefería el chocolate que la verdura que tocase.
Seguir Leyendo...