Nuestra vida se ha transformado por completo desde que, a principios del año pasado, empezáramos a escuchar que una enfermedad se estaba transmitiendo cada vez a mayor velocidad en la ciudad china de Wuhan. Al principio, no le dimos demasiada importancia a este asunto, pero lo cierto es que el aumento de casos en Irán y posteriormente un importante brote en Italia nos puso contra las cuerdas. El resto de la historia ya la conocemos de primera mano. Desde entonces hasta ahora, son muchas las cosas que han cambiado, que ya no se realizan de la misma manera.
Por motivos de salud, multitud de trabajadores se han tenido que quedar en casa para lidiar con la jornada laboral diaria. Por otro lado, los que tienen que realizar su trabajo en un punto de venta concreto lo tienen que hacer ataviados con una mascarilla. No nos lo hubiéramos podido ni siquiera imaginar hace tan solo dos veranos. Pero lo cierto es que esto ha sucedido y que ahora tenemos la necesidad de tomar todas las precauciones necesarias para evitar nuevos contagios y, por ende, nuevas muertes derivadas de la enfermedad. Hay que seguir protegiéndose incluso aunque ya tengamos la pauta completa de vacunación.
En este enlace que os dejamos ahora podemos ver cuál es la evolución de casos de coronavirus en todo el mundo. Como veis, hay naciones que lo han pasado realmente mal durante el año y medio que tenemos de pandemia: Estados Unidos, Brasil o India son los tristes protagonistas de una pandemia que ha dejado bastantes más muertos en estos países que en los que le siguen en el ranking de casos y decesos. Las medidas de prevención en estos lugares del mundo está claro que no han surtido efecto, principalmente a causa de la pobreza en la que está sumida buena parte de sus respectivas poblaciones.
Una noticia publicada en la web BBC.com informaba de cuáles han sido los mejores o peores países en los que pasar la pandemia. En cuanto a los mejores, cita a Nueva Zelanda, una nación que ha sobrellevado bien la pandemia por su ubicación geográfica (se encuentra en el continente menos habitado y el más alejado de los grandes centros de población mundial, además de estar compuesto por islas). En cambio, México ha sido uno de los países, al margen de los tres de los que os hablábamos en el párrafo anterior, en los que más gente ha sufrido las consecuencias derivadas de la enfermedad.
No ha sido fácil para nadie combatir la pandemia que nos lleva asolando ya demasiado tiempo. Pero sí que es verdad que podemos hacer cosas para reducir su impacto. Y uno de esos asuntos pasa directamente por la apuesta por la higiene. Según nos han comentado desde Chiwawap, es en aquellos lugares donde las empresas han apostado en mayor medida por productos de higiene y desinfección donde se ha ido controlando de un modo mucho más eficaz la expansión del virus. Y es que elementos como el gel hidroalcohólico o las mascarillas han tenido un valor capital en la lucha contra un virus que ya ha causado demasiado daño a demasiada gente.
Queda todavía mucho por hacer
Nos encontramos en un momento en el que sí que podríamos decir que la pandemia está más controlada. La verdad es que la vacunación ha jugado un papel muy importante en lo que tiene que ver con esto, sobre todo si atendemos al descenso en el número de fallecidos que se ha venido registrando tanto en España como en otros muchos países en los últimos meses. Pero ojo, eso no nos tiene que hacer pensar que ya hemos derrotado al virus. Todavía quedan muchas cosas por hacer, que nadie lo ponga en duda.
Todavía quedan muchas cosas por hacer para conseguir que el riesgo de contagio sea mínimo en todos los lugares del mundo. Y ni que decir tiene que también hay muchas cosas por hacer para conseguir prevenir futuras enfermedades y pandemias. Lo que está claro es que la higiene siempre va a ser la mejor compañera de viaje para este tipo de situaciones. Ya lo ha venido demostrando en los últimos tiempos y así lo va a seguir haciendo.
De todo lo que ha venido ocurriendo en los últimos meses debemos extraer la conclusión de que la apuesta por la higiene y la limpieza es algo que solo genera beneficios: el beneficio de la seguridad. El beneficio de la protección ante el riesgo. El beneficio de no tener miedo. El beneficio de ver recuperada nuestra normalidad. El beneficio, a fin de cuentas, de que todos volvamos a ser los que éramos y que no haya nada que nos pueda condicionar tanto como lo ha hecho el coronavirus en el último año y medio.