Cuando alguien habla de vacaciones solo se imagina una cosa: playa y relax. Sin embargo, no siempre tiene que ser así. Reconozco que hasta hace unos años ese era mi concepto de vacaciones. Es decir, irme a un hotel, a ser posible con la famosa pulserita, y disfrutar de la piscina, de la playa y de los cócteles. Con el paso de los años me di cuenta que irse de vacaciones podría ser mucho más amplio. Así es como, por casualidad, conocí una asociación de aficionados a las caravanas que me metieron en este mundillo.
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