El cepillo de dientes en una herramienta muy importante de la que hay que disponer para ayudarnos a mantener una higiene bucodental óptima. Gracias al cepillado se eliminan los restos de alimentos que se acumulan en la boca después de cada comida al igual que las bacterias responsables de la placa dental, las caries y otros problemas bucodentales.
Los restos y las bacterias se van acumulando a lo largo del tiempo en el cepillo de dientes por lo tanto es necesario llevar unas labores de mantenimiento y limpieza del mismo cada cierto tiempo para asegurar una correcta higiene y funcionalidad.
“Lo recomendable es cambiar el cepillo de dientes cada 3 meses, incluso si aparentemente está en buenas condiciones. Porque con el uso las cerdas pierden efectividad”, explican desde TOT Dental, clínica odontológica en Sant Adrià Del Besòs.
A continuación vamos a explicarte la importancia del cambio del cepillo de dientes y cómo llevar a cabo unas labores de mantenimiento y limpieza correctas.
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La importancia de cambiar el cepillo de dientes
Debido a la frecuencia con la se usa el cepillo de dientes, lo más lógico es que se desgaste y pierda efectividad. Las cerdas van perdido forma y comienzan a abrirse. Este será el momento en el que se deba cambiar el cepillo dental o cabezal del cepillo eléctrico, aunque no hayan pasado los 3 meses que recomiendan los profesionales.
A medida que se va usando, las bacterias y gérmenes de la boca se acumulan entre las cerdas del cabezal o cepillo dental, a pesar de no poder verse a simple vista. Estas bacterias se pueden estar desarrollando también por humedad e incluso regresar de nuevo a la boca al volver a usar el cepillo. Muchas de estas bacterias son patógenas lo que las hace responsables de muchas enfermedades que pueden afectar a las encías, dientes o a la salud en general. Por lo que es de vital importancia prestar atención al estado del cepillo de dientes o cabezal para renovarlo siempre que sea necesario. Recuerda que como muy tarde, a los 3 meses.
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Bacterias y cepillo de dientes
Junto con las bacterias que se acumulan en la boca y pasan al cepillo de dientes, también se acumulan numerosos microorganismos en el baño que pueden contaminar por su parte el cepillo dental. Y por lo tanto, sin que te des cuenta, las bacterias del inodoro, los bordes del lavabo y muchas otras zonas en las que puedes apoyar el cepillo de dientes sin darte cuenta, propician que este, coja esas bacterias que posteriormente acabarán en la boca.
En ciertas condiciones de humedad y temperatura como las que el cuarto de baño acostumbra a estar, las bacterias y microorganismos se crían con mucha facilidad y de forma rápida. Si a eso le añadimos que pueden quedar restos de comida o de pasta de dientes en las cerdas del cepillo, se estará creando el entorno ideal para que los gérmenes puedan multiplicarse para que posteriormente vuelvan a la boca con el uso del cepillo.
Los microorganismos patógenos más habituales residentes en el cepillo dental son los estafilococos, estreptococos, Escherichia coli y los virus de la gripe, COVID-19 y los herpes labiales que se mantienen en el cepillo hasta que vuelven a entrar en contacto con la boca de quien lo use.
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Cómo llevar a cabo el correcto mantenimiento del cepillo de dientes
Aparte de reemplazar el cepillo de dientes cada tres meses, se pueden incluir algunas prácticas que te ayudarán a mantenerlo en las condiciones higiénicas adecuadas. Si se practica un buen uso del cepillo se consigue reducir la acumulación de microorganismos en él.
Algunas de las recomendaciones más importantes para mantener el cepillo de dientes de forma correcta son:
– Lavarse las manos con agua y jabón antes de cepillarse los dientes, así se evita que los microorganismos de las manos sucias entren en contacto con el cepillo de dientes.
– Al terminar de cepillarse los dientes, hay que depositar el cepillo en un lugar ventilado y en posición vertical para que se seque. No lo coloques tumbado sobre ninguna superficie, pues esta podría transmitirle los gérmenes.
– Desinfectar en profundidad el cepillo tras cada uso, para ello hay que sumergirlo en un vaso con colutorio de clorhexidina. Una vez trascurran 30 minutos, se enjuaga con abundante agua y secarlo adecuadamente.
– Evitar que el cepillo entre en contacto con el cepillo de otras personas que conviven contigo para limitar la transmisión de gérmenes.
Pues bien, resumiendo, como has podido leer, hacer un buen uso y llevar a cabo unas labores de mantenimiento y limpieza del cepillo dental no es tan difícil por lo que, procura incorporarlo a tu rutina y así evitar algunas enfermedades bucodentales o que repercutan a la salud en general.