Los peligros detrás de la automedicación

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Según cifras, el 72 por ciento de la población, ante un dolor de cabeza o de espalda, cuando aparece la fiebre o sufre un dolor de estomago, lo primero que hace es acudir al botiquín antes que a un médico. Esta actitud puede no ser peligrosa si es ocasional pero convertirlo en un hábito u optar por ella cuando no sabemos identificar los síntomas o parece ser algo grave, si que puede conllevar un problema de salud.

La automedicación se entiende como la utilización de medicamentos por iniciativa propia sin ninguna intervención por parte del médico. Esto suele ocurrir a menudo con los medicamentos que no necesitan receta médica, ni prescripción. Pero, el hecho de que un medicamento sea de venta libre, y no sea necesaria la receta para su dispensación, no quiere decir que no sea inocuo para el cuerpo y que pueda resultar perjudicial en determinadas situaciones.

Otro caso muy frecuente de automedicación sería con medicinas que no necesitan receta pero que sí tienen que ser prescritos por un médico, como por ejemplo pasa con los antibióticos sin prescripción médica ante la sospecha de una infección. No obstante, los expertos alertan: «Los antibióticos no se deben tomar nunca por propia iniciativa sin la supervisión de un médico».

Si es verdad que algunos defenderán la automedicación, diciendo que en muchos casos se consideran ‘responsable’, si se utiliza para tratar síntomas menores. No obstante, en este sentido, el doctor Rafael Terán, especialista en medicina Interna de Hospital Universitario Quirónsalud Madrid explica que el principal riesgo de la automedicación son los efectos adversos secundarios a la toma de esta medicación de forma innecesaria.

Los riesgos de la automedicación

«También puede pasar que un exceso de medicación en un momento no oportuno provoque que cuando realmente la necesitemos ya no haga el efecto deseado por tolerancia o resistencia (como puede ser el caso de los antibióticos)», alerta el experto.

Y es que sucede que muchas veces nos automedicamos con antibióticos y creamos resistencia a ellos, cuando en verdad lo que teníamos era un cuadro infeccioso producido por un virus y no por bacterias, y entonces la toma de los antibióticos no producía ningún tipo de beneficio.

Crear resistencia a los antibióticos, no sólo es un problema de la persona que los toma, sino poblacional, porque estas resistencias se transmiten de una persona a otra. Además,  «No debemos olvidar que son fármacos con efectos secundarios potencialmente muy graves, y que requieren de una indicación médica muy clara», alertan los expertos.

En concreto, la automedicación sin control médico o farmacéutico implica una serie de riesgos para la salud como lo son:

  • Toxicidad: efectos secundarios, reacciones adversas y en algún caso intoxicación
  • Falta de efectividad, porque se utilizan en situaciones no indicadas. Por ejemplo, la toma de antibióticos para tratar procesos víricos contra los cuales estos medicamentos no son efectivos.
  • Dependencia o adicción
  • Emascaramiento de procesos clínicos graves y consecuentemente retraso en el diagnóstico y tratamiento.
  • Interacciones con otros medicamentos o alimentos que la persona esté tomando. Puede haber una potenciación o una disminución del efecto del medicamento.
  • Resistencias a los antibióticos. El uso excesivo de antibióticos puede hacer que los microorganismos desarrollen mecanismos de defensa delante de estos medicamentos de manera que dejan de ser eficaces.

Los riesgos de automedicarse antibioticos

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los antibióticos son medicamentos utilizados para prevenir y tratar las infecciones bacterianas.  La resistencia a los mismos se produce cuando las bacterias mutan en respuesta al uso de estos fármacos.  Por tal motivo, el riesgo de la venta libre de antibióticos sin una prescripción médica podría conllevar a una resistencia antimicrobiana; es decir, a que los microorganismos que causan las enfermedades se vuelvan más resistentes y, por ende, los fármacos pierdan su eficacia.

Es por ello que se recomienda tomar antibióticos únicamente cuando los prescriba un profesional sanitario certificado, además de no caer en exigir estos medicamentos si los profesionales sanitarios dicen que no son necesarios. También es importante, que en caso de ser recetados, siempre se sigan las instrucciones de los profesionales sanitarios con respecto al uso de los antibióticos. Otro error es utilizar los medicamentos que le hayan sobrado a otras personas.

De hecho, hay organismos de sanidad púbica encargados de visitar las farmacias para velar que se estén vendiendo antibióticos solo bajo receta y cumpliendo la normativa referente a su uso y que en caso de intervenir en el diagnóstico del paciente, no se recomiendan medicamentos que debería estar recetando solo el médico y que el paciente quizá no necesite pero insista en consumir.

¿En qué casos sí puedes automedicarte?

Aunque en la mayoría de los casos automedicarse es totalmente desaconsejable, los expertos admiten que en ciertas ocasiones es algo válido. Por ejemplo, en aquellos casos en los que la persona ya conoce de forma clara, y por antecedentes, la sintomatología. Además, siempre con medicación en la no sea necesaria la receta previa.

«Por ejemplo, cuando aparece una cefalea o dolor de cualquier tipo ya conocido por el paciente, se puede tomar medicación (analgésicos) ya prescritos previamente por el médico en una situación previa similar».

Sin embargo, «si es una sintomatología nueva por muy leve que sea siempre se debe de consultar previamente a su médico correspondiente», asevera el especialista del Quironsalud Madrid; y en caso de duda subraya que «siempre» hay que consultar al médico o al menos al farmacéutico.

Consultar siempre con un médico cuando se vaya a utilizar un fármaco que no haya sido recomendado por un especialista: Aunque en España haya muchos medicamentos que se pueden obtener sin receta, estos no están en absoluto libres de riesgos. Antes de tomar cualquier fármaco, aunque sea sin prescripción facultativa, se deberá informar a un experto sobre cuestiones como por qué se va a tomar y qué otros medicamentos se están utilizando en ese momento.

Así, estamos practicando una automedicación responsable cuando:

  • No tomamos fármacos por consejo de amigos, familiares o cualquier persona que no sea un médico. Esto porque los medicamentos no actúan de la misma manera sobre todas las personas; además, en muchas ocasiones los especialistas aconsejan tomar la misma medicación a muchas personas, pero por causas diferentes.
  • No nos automedicamos cuando se sufren frecuentemente los síntomas de enfermedades ya diagnosticadas, como las migrañas: En estos casos lo mejor es consultar a un médico para un mejor diagnóstico y para que aconseje un tratamiento más efectivo.
  • No nos automedicamos con un medicamento, que aunque haya sido recetado por nuestro médico, tengamos dudas sobre su uso. A veces, nuestro médico nos receta un fármaco que nos hace dudar sobre su uso frente a ciertas circunstancias (embarazo, lactancia, uso de otros medicamentos, etcétera). Si se ha olvidado informar sobre cualquiera de estas circunstancias al médico o surgen este tipo de dudas, es necesario volver a realizar una nueva consulta.
  • No debemos automedicarnos con un fármaco si ya se ha seguido correctamente el tratamiento recetado por el especialista, pero no se nota mejoría en el tiempo previsto. En este caso también se debe acudir de nuevo al médico y, en ningún caso, probar con tratamientos alternativos que no te haya recomendado el mismo.

¿Cómo podemos evitar los riesgos asociados a la automedicación?

Practica un uso responsable siguiendo las indicaciones a continuación:

  • No tomes ningún medicamento que necesite receta, sin que haya sido prescrito por el médico.  Es el médico el que debe diagnosticarte e indicar el tratamiento que considere más indicado.
  • En el caso de los medicamentos publicitarios, se debe pedir siempre consejo al farmacéutico antes de adquirirlos.
  • El tiempo de uso de los medicamentos que no requieren receta debe ser razonable. Si después de tomarlo el tiempo previsto,  los síntomas continúan o el estado empeora hay que consultar al médico.
  • Informa a tu médico de todos los medicamentos que tomas o has tomado, sobre todo si han sido prescritos por otro profesional (también plantas medicinales, complementos alimentosos, homeopatía, etc.).
  • Evita el consumo de alcohol cuando estés bajo medicamentos.
  • En caso de embarazo, lactancia materna, presencia de enfermedades crónicas o bien si se trata de niños, es necesario consultar siempre al médico antes de tomar ningún medicamento, pues es cuando más debes cuidarte de efectos adversos.
  • El equipo profesional de Farmacias San Felix te recuerda que cuando compres medicamentos por internet recuerda que solo pueden venderte aquellos de uso humano no sujetos a prescripción médica y siempre hazlo en web de farmacia legalmente autorizadas. Puedes verificar la autenticidad de la farmacia de tu elección si está identificada con un logotipo común, visible en su página web.
  • También es importante leer y conservar el prospecto de todos los medicamentos. De esta forma podemos saber qué tomamos, porque nos lo tomamos, y cómo y cuándo nos lo tomamos.
  • Por último también debes procurar conservar los medicamentos en el embalaje original, ya que este contiene información importante como la caducidad, el lote, etc. Además del embalaje protege el medicamento y garantiza su conservación.

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