Preservar las arterias de la vivienda: cambio y mantenimiento de la fontanería

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Las viviendas son algo mas que unas paredes y un techo. Tras esos muros, bajo esos suelos, existe un entramado de cables, tuberías e instalaciones varias, dirigidos a procurar los servicios necesarios para convertir las viviendas, en habitables. Una de esas partes fundamentales y esenciales para la habitabilidad de la vivienda, es la fontanería. Las arterias de toda casa, sin las cuales la vida se nos haría mas complicada. Disponer de agua corriente con solo abrir un grifo es algo tan cotidiano que la sola idea de que eso no sea posible, puede anular a más de uno o una.

A la hora de realizar una reforma en la vivienda, sea integral o de alguna parte en particular, es fácil caer en la necesidad de hacer un cambio de las tuberías de la casa. Sobre esos aspectos, vamos a hablar en este artículo para el que la colaboración de los profesionales del sector de la reforma de Crear Sur, ha sido fundamental.

Si hablamos del cuidado y preservación del agua necesaria de la que debemos disponer en el hogar, prestar atención a la fontanería, resulta fundamental. Mantener dichas instalaciones en buen estado y condiciones óptimas, garantiza un suministro de agua eficiente y contribuye a conservar este recurso vital que no debemos malgastar. La importancia de ese mantenimiento puede resumirse en cinco aspectos clave que demuestran la necesidad de disponer de un buen sistema de tuberías, una grifería adecuada y mantenerlas en las condiciones óptimas.

Realmente no se trata de una tarea complicada o difícil, tan solo basta con aplicar algunas rutinas y prevenir en la medida de lo posible, su deterioro. Llevar a cabo un mantenimiento mínimo en todo lo que respecta a la instalación de la fontanería interior de la vivienda, no solo va a repercutir en su durabilidad, también en su eficiencia y ahorro en recursos y el hecho, de no tener que recurrir al fontanero para arreglar los estropicios. Todos sabemos el desbarajuste que puede ocasionar una fuga de las tuberías.

Mantenimiento básico

Los beneficios que aporta tener en cuenta estos factores clave, redundan en la importancia que tiene mantener la buena salud de las cañerías y fontanería de las viviendas.

En primer lugar, la detección y reparación de fugas. Una fuga de agua es un derroche absoluto. Una pequeña fuga, puede dar lugar a la perdida y desperdicio de cientos de litros de agua al día sin que el usuario, se percate. Si se mantienen los sistemas de fontanera en buen estado, la detección temprana de una fuga y su reparación inmediata, evitará perdidas innecesarias, ayudando a la conservación del recurso más valioso del que disponemos y reduciendo el importe de las facturas.

Al mismo tiempo, mejora la eficiencia del uso. Un sistema de fontanería en mal estado, puede afectar notablemente la eficiencia en el uso del agua. Grifos que gotean, vástagos de inodoros desgastados, válvulas de ducha defectuosas… pueden producir un exceso consumo de agua. Mediante la revisión periódica y el mantenimiento regular de los sistemas, puede garantizarse un flujo adecuado y controlado de agua, evitando el innecesario desperdicio y fomentando un uso más eficiente.

Lógicamente, se previenen daños mayores. Una tubería dañada o en mal estado o una válvula de cierre defectuosa, puede generar filtraciones e incluso, inundaciones en las viviendas. Este tipo de problemas, no solo ocasionan daños materiales significativos, también generan un consumo descontrolado de agua. Evitar este tipo de daños, es fácil si se mantienen las tuberías e instalación en buen estado.

Influye en la calidad del agua potable. Mantener una limpieza adecuada de las cisternas, haciendo una limpieza de forma periódica, es otra manera de preservar la instalación de fontanería, evitando su taponamiento y obstrucción, al tiempo que, el agua almacenada es mas higiénica y segura para su uso. No olvidar el lavado de tinacos que evitará problemas adicionales como la acumulación de sales, sedimentos, etc., en los componentes de la instalación.

Por último, señalar que aumenta su durabilidad. Un mantenimiento adecuado de los sistemas completos de fontanería, contribuyen a aumentar su durabilidad y prolongar su vida útil a largo plazo. La prevención y reparación de los problemas menores en el momento oportuno, evita el desgaste prematuro de tuberías, grifos y resto de componentes. Esto reduce de forma notable, la necesidad de recurrir a reemplazos costosos y minimiza, a su vez, el impacto ambiental que se asocia a la fabricación y eliminación de los materiales utilizados en fontanería.

Cuando es necesario cambiar la instalación de fontanería

Uno de los mayores problemas que representa la fontanería interior de la vivienda a la hora de hacer su mantenimiento o llevar a cabo alguna reparación, es que se trata de algo que no se ve. Aunque se trata de una parte esencial de cualquier vivienda, su invisibilidad, hace que, muchas veces, se pasen por alto algunos aspectos.

No obstante, aunque solo veamos los grifos y luzcan como nuevos, es básico y elemental, tener que hacer un cambio de las tuberías cada cierto tiempo. De esta manera se asegura un buen suministro y la calidad del agua que vamos a consumir que, saldrá limpia de los grifos. Además, es muy importante a la hora de evitar averías y goteras, con todas las nefastas implicaciones que conlleva.

Como sucede con prácticamente la mayoría de las instalaciones, hacer un cambio de tuberías, va en función de algunos aspectos. Depende del estado y uso que se haya hecho de la instalación, la necesidad o el deterioro. No obstante, lo más adecuado y recomendado por los profesionales es hacer un cambio de tuberías en las viviendas cada veinte años, aproximadamente. Si se encuentran en buen estado, es posible alargar su vida útil hasta los veinticinco. Pasado ese tiempo, es bastante fácil que la instalación empiece a dar problemas.

Realizar un cambio de tuberías en las viviendas puede hacerse en cualquier momento, ejecutando una obra concreta para este fin. Sin embargo, en el caso de tener en mente hacer una obra integral en la vivienda, es el mejor momento para llevar a cabo la hazaña. Aprovechar la obra para cambiar las tuberías y demás, evita tener que hacer otra obra concreta para sustituirlas.

A la hora de acometer la obra, existen diferentes tipos de tuberías a tener en cuenta:

  • Son las tuberías más resistentes que pueden encontrarse en el mercado. En la mayoría de los casos, superan los veinticinco años de vida útil. Su coste es más elevado que el resto de los materiales disponibles, pero son la mejor opción si se pretende que la instalación dura prácticamente toda la vida.
  • Se trata de un polímero y las tuberías fabricadas con este material, son utilizadas para las canalizaciones den las viviendas por su facilidad para trabajar con ellas y su precio más económico.
  • Polietileno reticulado. Este material ofrece mejoras frente al polietileno normal, es más resistente y fácil de trabajar, adaptándose mejor a cualquier espacio. Su vida útil puede llegar a ser el doble que las otras, aunque son más costosas.
  • La evolución dentro del campo de las tuberías de polietileno reticulado. Constan de varias capas que mejoran sus características y son aptas tanto para el agua potable como para la instalación de la calefacción.
  • Son las más baratas del mercado y suelen utilizarse en las acometidas de la instalación puesto que no aguantan bien las temperaturas elevadas.

En cuanto al coste que puede suponer llevar a cabo un cambio de la instalación de fontanería, el precio es muy variable. Depende tanto del tamaño de la instalación como de los materiales que se van a utilizar. El coste medio en el caso de un piso que cuenta con cocina, baño y aseo, por citar un ejemplo bastante habitual, el precio puede variar entre los dos mil y dos mil quinientos euros, siempre en función directa de los materiales de elección.

No se trata de un gran desembolso, dada la importancia que tiene contar con una buena instalación de fontanería. En el caso de que haya que reformar, siempre es conveniente incluir esta parte en la obra y evitar así, obras futuras. Lo más importante en este sentido, es la prevención de los problemas que pueden derivar de una instalación en mal estado. Las filtraciones y goteras, pueden ocasionar daños tan graves que la obra que haya que hacer para repararla incurra en gastos mayores.

No supone nada hacer un mantenimiento puntual de nuestras tuberías y la grifería, para en el caso de detectar posibles daños, solucionar el problema lo más pronto posible. De esa manera, se evitan males mayores.

Es fácil olvidarse de la suciedad que arrastra el agua a su paso. Del sedimento que se acumula en las tuberías e incluso en los filtros de los grifos. Hay que tener presente que el agua que pasa por esas tuberías, la utilizamos, no solo para limpiar, en cuyo caso, no es relevante, sino para lavarnos, beber y cocinar. No es saludable ingerir agua que procede de tuberías en mal estado y llevan instaladas mas de veinticinco años, acumulando en su interior, toda suerte de impurezas.

 

 

 

 

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