La fístula dental o fístula odontogénica se define como un canal anormal que se origina a partir de un foco infeccioso en el diente o en la encía. Este canal actúa como un depósito de pus, siendo por lo tanto un mecanismo generado por el propio organismo para permitir la salida del pus que ha producido la infección, y a medida que se llena se forma una protuberancia o un característico bulto en la encía, que es uno de los principales síntomas de esta patología.
Estas protuberancias presentan una apertura central por donde se drena o expulsa el pus, un líquido de tono blanquecino o amarillento. A la palpación por el especialista se puede apreciar que los tejidos que rodean la fístula revelan un tracto acordonado unido al hueso alveolar en el área del diente que se sospecha es el afectado.
Se estima que alrededor del 80 % de las fístulas están asociadas con dientes mandibulares, por lo que se localizan principalmente en el mentón o en la mandíbula, mientras que en otros casos se desarrollan como una complicación por la extracción de las molares, sobre todo de los primeros molares, seguido de los segundos y terceros. Estas infecciones en la encía se pueden originar por diferentes causas, entre las que se pueden señalar las siguientes:
- Una caries profunda. Cuando la caries ya está muy avanzada puede llegar hasta la pulpa o la raíz del diente. En este caso la fístula generalmente aparece en una zona de la encía próxima al diente afectado.
- Enfermedad periodontal. La periodontitis daña el tejido blando y el hueso que rodea y sostiene el diente, por ello el desarrollo de fístulas en estas condiciones es frecuente.
- Endodoncias mal realizadas o caries mal curadas. Si una caries no ha sido correctamente tratada o si la endodoncia no se ha realizado de la manera correcta, las bacterias infecciosas pueden seguir su curso y acabar provocando una fístula.
- Muelas de juicio. Estas muelas debido a su posición en la boca su higiene es complicada por lo que en ellas pueden quedar atrapados restos de alimentos y generar una infección que desencadene una caries y una posterior fístula.
- Traumatismo. Las caídas, golpes o en general cualquier tipo de traumatismo en la boca puede provocar una infección en la boca y… una fístula.
- Implantes dentales. Una de las posibles complicaciones es que los microorganismos pueden penetrar en el espacio capilar que se encuentra alrededor del tornillo móvil produciendo una infección que puede llegar a desencadenar una fístula.
La presencia de una fístula no tiene porqué ir asociada con dolor, pero no por ello se debe ignorar la visita al especialista, pues si la fístula se obstruye el pus se acumula y resulta un flemón.
Para su diagnóstico es indispensable el examen intraoral dental, en el cual el especialista valorará la existencia de alguna de las causas arriba descritas y realizará una palpación del tejido circundante a la lesión pudiendo resultar en la salida del líquido que drena a través de su apertura central. Asimismo, realizará una radiografía para determinar su origen. Una vez conocido su origen es indispensable aplicar el tratamiento adecuado, por lo que es fundamental que pasemos por el especialista. Así, si vosotros no tenéis uno de confianza, nosotros os recomendamos que os paséis por Mavident, una clínica dental donde podremos encontrar un equipo profesional multidisciplinar y un equipamiento de vanguardia con las últimas novedades tecnológicas, así como los mejores materiales para ofrecer a sus clientes el mejor cuidado dental y la mejor atención personal.
Con el fin de que la infección producida no avance el odontólogo habitualmente recomienda la administración de antibióticos, para que una vez frenada la infección tratar la causa que realmente originó la fístula dental.
¿Cuál es la diferencia entre virus y bacterias?.
Para diferenciar ambos microorganismos, debemos definir cada uno de ellos:
- Los virus. Estos microorganismos necesitan un huésped para su supervivencia al que le ocasionan una infección, es decir necesitan infectar otras células para reproducirse, a las que por lo general acaba matando o dañando en el proceso de multiplicación. Las infecciones más comunes causadas por virus son el sarampión, la varicela, el herpes, la gripe, mononucleosis, rubeola, etc. Los virus no se pueden tratar con antibióticos, sino con antirretrovirales.
- Las bacterias. Son microorganismos de mayor tamaño que los virus, a la vez que son más estructurados y evolucionados, ya que poseen una pared celular y orgánulos en su interior, provocando al igual que los virus infecciones que en este caso sí se pueden tratar con antibióticos. Las infecciones más comunes son amigdalitis, otitis, infecciones urinarias, infecciones respiratorias, etc.