Trastornos de la ATM

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Los movimientos de la mandíbula, se rigen por una serie de músculos y dos articulaciones, una situada a cada lado. Los músculos tienen la misión de elevar la mandíbula y gracias a la articulación temporomandibular (ATM) pueden realizar los movimientos de masticación, deglución, hablar etc.

Esta articulación tiene unas características únicas que la convierten en una de las más complejas del cuerpo: mantiene la mandíbula fija, al tiempo que permite movimientos tan complejos como la rotación y la traslación.

Los trastornos que afectan a la misma, recaen directamente sobre los músculos y las articulaciones que facilitan la masticación y se encuentran ligados al cráneo.

Justo frente a los oídos, se localizan estas articulaciones cuya misión es la de mantener sujeta la mandíbula y permitir que realice todo tipo de movimientos. Las afecciones que puede sufrir la misma pueden ocasionar dolor y molestias tanto en la articulación como en los músculos que la acompañan.

En clínica dental Recaver sus profesionales expertos en ATM y ortodoncia invisible en Valladolid, nos han explicado cuales son los trastornos más comunes, sus causas y tratamientos.

El dolor articular, deformaciones faciales o problemas musculares, pueden ser síntomas de padecer un trastorno de la ATM. Cuando aparecen estos signos, los movimientos naturales que realiza la propia mandíbula, se encuentran alterados y causan molestias.

Uno de los factores que desencadenan esta afección es el estrés. Teniendo en cuenta que el propio estrés es un mal común en una gran parte de la población, es de entender que la propia ATM se vea cada vez más afectada.

Síntomas que pueden indicar trastorno de la ATM

Como sucede con cualquier tipo de patología que pueda sufrir el ser humano, la detección precoz, siempre juega en beneficio de un pronóstico con evolución positiva. En el caso de sufrir alteraciones que pueden conducir a otro tipo de repercusiones sistémicas, conviene prestar una mayor atención.

Los síntomas que pueden aparecer cuando se presenta un trastorno de la ATM son bastante claros y además, particularmente molestos. La aparición de dolor mandibular prolongado e intenso que se extiende por el cuello, la cabeza y la cara, es uno de ellos. Si además, observamos espasmos musculares, movimientos involuntarios, chasquidos, rigidez mandibular o problemas de oclusión; así como la capacidad de abrir y cerrar la boca comienza a presentar limitaciones, seguramente, estemos ante un problema de la ATM.

Si no se trata a tiempo, su evolución puede causar dolor miofascial, asimetría interna por disco desplazado o inflamación de la articulación. Esta evolución sintomática puede degenerar en un curso del trastorno de ATM severo con peor pronóstico.

Causas y factores que favorecen la aparición del trastorno

La ATM combina su acción de bisagra (abrir y cerrar la mandíbula) con la de movimientos deslizantes. Una parte de los huesos implicados en el movimiento de la articulación, se encuentra cubierta de cartílago y separados por un disco, que aparte de absorber los golpes, ayuda a que el movimiento articular sea suave.

Si el disco se erosiona o se sale de su alineación, el cartílago se ve afectado por la artritis y por tanto desgastado, o la articulación ha sufrido un traumatismo, puede generarse un trastorno generalmente doloroso.

No obstante, en muchas de las ocasiones en las que aparece esta patología, se desconoce la causa real.

Son factores de riesgo otras patologías de curso degenerativo como la artritis o la artrosis, las lesiones de mandíbula por traumatismos; el rechinamiento o apretar los dientes pueden desarrollar un trastorno a largo plazo. Así como enfermedades que afecten al tejido conectivo.

Otro de los factores determinantes que pueden desembocar en un trastorno de la ATM, es el citado estrés. El bruxismo generado por la misma tensión general y que sucede por la noche cuando los movimientos se escapan a nuestro control.

Existen otras posibles causas como mantener una mala postura, con la cabeza hacia delante, una mala alimentación, falta de sueño, o puntos desencadenantes como contracción muscular en la mandíbula, cabeza y cuello.

Tratamiento para el trastorno de ATM

Por norma general, al igual que ocurre con cualquier otra patología, los tratamientos suelen ir de más suave a más agresivo. Empezando siempre por los tratamientos más sencillos y menos invasivos.

Una dieta blanda en la que se eviten alimentos duros o que requieran masticación puede ayudar a relajar la mandíbula.

Automasajear, relajar y estirar los músculos implicados en la articulación.

Evitar movimientos que conlleven síntomas: cantar, gritar, comer chicle…

Aplicar compresas frías o calientes en la zona mandibular para reducir la inflamación.

Reducir el estrés. En muchas ocasiones apretamos la mandíbula demasiado fuerte y de forma inconsciente debido al mismo estrés y la tensión.

Ejercicio para mantener el propio estrés bajo control y manejar el dolor. Está probado que realizar ejercicio físico reduce algunas de las inflamaciones que producen dolor.

Si todo esto no funciona, conviene hacer un análisis de la mordida. El enfoque se encaminará a eliminar o aliviar el dolor: mediante el uso de antiinflamatorios, relajantes musculares, tratamientos con botox o si procede, inyecciones de corticoides para frenar la inflamación.

El especialista, sea un odontólogo o un cirujano maxilofacial, puede recomendar el uso de una férula de descarga para tratar de aliviar el estrés que recae en la mordida.

En los casos en los que ninguno de los métodos y recomendaciones anteriores de resultado y el trastorno evolucione de forma negativa, el tratamiento siguiente puede ser una intervención quirúrgica. Esta irá dirigida a colocar una prótesis y corregir así el trastorno y las consecuencias del mismo.

El trastorno de la ATM es frecuente, más de lo que sospechamos. Sin embargo, lo cierto es que en la mayoría de ocasiones, se trata de algo temporal. Las molestias aparecen como consecuencia de alguno de los factores mencionados y desaparecen con los tratamientos más sencillos.

No por esta razón hay que descuidarse. En el momento que se tengan sospechas de padecer bruxismo o sufrir dolores de cabeza recurrentes, así como las mencionadas molestias mandibulares, es conveniente visitar al especialista.

Un estudio de la situación y las pruebas necesarias, ayudarán a descartar o prevenir que el trastorno evolucione hasta el punto de tener que recurrir a la cirugía.

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