La I.A. (Inteligencia Artificial) está impactando en diferentes ámbitos de la sociedad. Su implantación influye, para bien, en el funcionamiento de muchas organizaciones, entre ellas, las ONG.
El periódico digital Diario Responsable recoge la noticia de la celebración de la última edición del Digital Fundraising HUB en Barcelona el pasado mes de octubre. Se trata de un foro internacional de Organizaciones Sin Ánimo de Lucro donde se evalúa el impacto de las últimas tecnologías en la llamada tercera economía, La encargada de poner en marcha proyectos de desarrollo y bienestar para colectivos desprotegidos, de manera autónoma a los Estados.
En esta ocasión, se reunieron en Barcelona más de 125 representantes. El tema central del encuentro fue la relación de la I.A. con las ongs. Una tecnología que ya están utilizando muchas organizaciones y que despierta la curiosidad de otras tantas que se plantean como incorporarla en su funcionamiento habitual.
Carlos Molina, editor de multiversial.es, una newsletter de organizaciones sin ánimo de lucro, señaló en el encuentro que la I.A. fortalece la capacidad de conectar con un público amplio, interesado en la actividad que realiza la ONG, creando una comunidad en torno a ella.
Jimena Torno, de DeAPlaneta Entertainment indicó que la I.A. no solo mejora el trabajo de conectar con nuevos donantes, sino que aumenta las posibilidades de convertirlos en colaboradores activos.
Los asesores de Praxia Lab, una consultoría que asesora a organizaciones y empresas sobre el efecto social y medioambiental de su actividad, opinan que la I.A. optimiza los recursos de una ONG y maximiza el alcance de sus acciones.
Algo que, sin duda, va más allá de la actividad de captar fondos o de ampliar la base de socios. Le permite a la ONG realizar un trabajo más eficiente, aumentando el impacto de sus proyectos sobre la realidad social.
La captación de fondos y la financiación.
El problema 0 de cualquier ONG es como captar fondos para poner en marcha sus proyectos. Todas las ONG nacen con una finalidad y se centran en una problemática concreta. Planifican multitud de proyectos para abordar la realidad que pretenden transformar o paliar, pero se encuentran con el problema de que necesitan fondos para llevarlos adelante.
La ONG Acción Contra el Hambre señala en su página web que las fuentes de financiación, en su caso, son dos. Los fondos públicos y las aportaciones privadas.
En el 2021, el 78,5% de los ingresos obtenidos por esta organización fueron ayudas públicas. Esta ONG es de ámbito internacional, y recibe subvenciones de la ONU, de la FAO y de los presupuestos generales del Estado de varios países, entre ellos España. Pero eso no es suficiente para financiar sus programas contra el hambre. Deben buscar colaboraciones económicas en comunidades autónomas, ayuntamientos y diputaciones.
Para recabar fondos procedentes de aportaciones privadas ponen en marcha diferentes sistemas, como buscar patrocinadores entre las empresas, captar socios entre la ciudadanía, programas de crowdfunding para proyectos concretos, etc.
Una actividad, esta, la de la captación de fondos, que absorbe gran parte de la energía y de los recursos humanos de la organización.
Actualmente, muchas ONG están poniendo en acción estrategias de marketing digital destinadas a la captación de fondos. El uso de la I.A. permite automatizar estas acciones y mejorar su efectividad. Fragmentando la audiencia a la que se dirigen y optimizando el contenido de las comunicaciones que mantienen con ellos.
La mayoría de la población tenemos un espíritu solidario y no nos importa colaborar con causas que vemos justas. Sin embargo, hay tal cantidad de ONG que eso dificulta poder elegir la más adecuada.
Métodos como la captación de socios en plena calle, como hacen algunas ONG, para algunos de nosotros nos resulta invasivo.
La optimización y mejora de las estrategias de comunicación e información de las ONG es clave para captar fondos entre el conjunto de la sociedad. Y en esta tarea, la I.A. está cumpliendo un papel fundamental.
La I.A. hace a las ONG más humanas.
Varios desarrolladores de software que trabajan para asociaciones sin ánimo de lucro, que hemos consultado, nos han dicho que la I.A. hace que las ONG sean más humanas porque les permite centrarse en aquellas tareas que realmente les importan, en su misión social.
Y es que las tareas burocráticas y repetitivas absorben gran parte del trabajo de una ONG. Partamos del aspecto que hemos visto antes, la captación de socios. Si queremos hacerlo de una forma responsable, debemos difundir ampliamente la actividad y proyectos de la ONG entre la sociedad. Esto implica un trabajo constante en redes sociales, campañas de publicidad por medios tradicionales, actividades públicas, etc.
Con este trabajo es posible que captemos socios y colaboradores. Pero, evidentemente, hay que mantener el contacto con estas personas si queremos que no se sientan utilizadas y si aspiramos a que nos apoyen por más tiempo.
Esto implica una sistematización de comunicaciones por medio de envíos de boletines informativos impresos o digitales y la comunicación de contenido que refleje en qué se invierte el dinero que han donado a la ONG.
Muchas de estas tareas se externalizan, lo que supone un gasto de dinero por parte de la organización, que debe prescindir de esos fondos que podría utilizar en financiar sus proyectos sociales.
No todo el mundo sabe que los chicos que están en plena calle captando fondos para una ONG no son personal de la organización. Si no que trabajan para una empresa comercial que igual que están captando socios en la puerta de un hospital, podrían estar vendiendo telefonía puerta a puerta.
La I.A. permite optimizar y automatizar muchas de estas tareas, haciendo que la ONG se gaste menos dinero en acciones transversales, que no se corresponde con la finalidad con la que fue creada.
Los retos de la I.A. en las ONG.
La Fundación Hazlo Posible, una ONG, señala que la I.A. tiene una serie de retos en su funcionamiento dentro de las ONG. Una ONG no es una empresa, aunque su actividad tiene efectos económicos. Tampoco es una administración pública, por lo que debe ser extremadamente respetuosa, con los datos que recoge de empresas y particulares. Tiene un funcionamiento y una naturaleza particular. Por eso la aplicación de la I.A. tiene que hacer frente a esas particularidades. Estos son algunos retos que se le presentan:
- Recogida de datos fiables. Para cualquier actividad que realice una ONG necesita datos. Para elaborar sus proyectos y para sensibilizar a la sociedad en una problemática concreta. Estos datos deben ser fiables, han de ser representativos y deben estar actualizados. La I.A. debe ayudar en el filtrado de la información y en la selección de fuentes.
- El tratamiento de los datos. Otro aspecto importante es como se tratan los datos. En lo que se refiere a datos sensibles que afecten a las personas y a las empresas, el procesamiento debe ajustarse a la Ley de Protección de Datos. Estos datos se deben guardar en un lugar seguro. La digitalización significa un avance significativo en el tratamiento y almacenamiento de datos, pero también implica riesgos nuevos en la seguridad. La ciberseguridad. Campo donde la I.A. tiene bastante que aportar.
- Compartir información para crecer. Para aumentar el impacto social del trabajo de la ONG, esta debe compartir información con otras organizaciones, estableciendo redes de colaboración; con los poderes públicos, que evidentemente tienen una función social; y con el conjunto de la sociedad, para ampliar su conciencia e implicación. En este campo, la I.A. ayuda a crear y optimiza estas redes de información.
- Creación de un entorno organizativo. La I.A. ayuda a crear toda una organización social alrededor de la ONG, como pone de manifiesto Haces Falta, otra ONG que basa su actividad en programas de voluntariado donde personas normales y corrientes ayudan en la integración de colectivos desprotegidos, como personas sin hogar o mujeres víctimas de violencia machista. El uso de la I.A. ayudó a localizar a los potenciales voluntarios, identificando los canales de contacto y fragmentando las audiencias.
El dilema moral de la I.A.
Desde que la Inteligencia Artificial se popularizó, despertó un acalorado debate en la sociedad que se mantiene de plena actualidad y que genera tantos defensores como detractores.
Debemos aclarar, antes de nada, que cualquier avance científico o tecnológico no es negativo per se. Lo que es positivo o negativo es la aplicación que se haga.
Una de las principales controversias que ha creado el uso de la I.A. es la idea de que viene a reemplazar el trabajo humano. Desde muchos campos, algunos de ellos afectados directamente, señalan que la I.A. viene para hacernos el trabajo más fácil, no para quitárnoslo.
Como hemos visto en el caso de las ONG, ayuda a quitarse de encima las tareas burocráticas y repetitivas, permitiendo a la organización a centrar sus esfuerzos en los trabajos más cualitativos y perfilando programas y mensajes.
En otros aspectos como el tratamiento de datos y la experimentación científica habrá que poner límites en el uso de la I.A., pero este es un trabajo que corresponde a los legisladores.
Lo que sí es real es que, a día de hoy, la I.A. está integrada en las ONG y lo estará más en un futuro.