Todos tenemos miedo al dolor. Y algunas personas incluso tienen miedo al dentista. A menudo, esto se debe a experiencias negativas previas que se originaron en la infancia. Muchos de nosotros cargamos con inquietudes y temores sobre los tratamientos dentales del pasado. Y algunos de nosotros tenemos miedo a lo desconocido, o simplemente no nos gusta ningún tratamiento en la zona de la cabeza. El tratamiento dental simplemente no es algo que la mayoría de nosotros esperamos con sinceridad.
¿Cómo trabaja el dentista experimentado con el miedo del paciente?
Brinda a sus pacientes una atención meticulosa y una educación completa. Sabe que los procedimientos dentales suelen ser muy complicados y exigentes. Por eso es importante explicarle al paciente con calma, paciencia y detalle qué le espera, para que pueda imaginar cómo se desarrollará el procedimiento, cómo solucionará su problema y qué debe preparar. Gracias a este enfoque consigue que las personas se sientan cómodas desde el mismo momento que entran en la recepción, donde todos reciben una cálida bienvenida y atención.
El dolor es un concepto muy subjetivo. El daño que algo produce no se puede medir de forma precisa ni objetiva. No es como pesarse o medirse exactamente al kilogramo o al centímetro. Cada persona percibe el dolor de forma diferente, no todos pueden soportar procedimientos de varias horas y, por lo tanto, es imposible predecir de antemano cómo reaccionaremos ante un procedimiento dental complejo. Por eso es muy importante el enfoque sensible, la educación y la preparación psicológica.
Aborda los problemas dentales a tiempo, no permitas que avancen demasiado y déjalo en manos de los expertos.
Tipos de miedo al dentista
Podemos dividir el miedo en tres grupos.
- Miedo a un procedimiento doloroso: normalmente todos los procedimientos se realizan con anestesia local, es decir, sin dolor. Si se requieren procedimientos necesarios o más complicados, se pueden resolver eficazmente con anestesia general.
- Miedo al dolor después del procedimiento: con procedimientos extensos y exigentes, la probabilidad de que se presenten molestias y condiciones postoperatorias dolorosas es mayor. Al mismo tiempo, es cierto que si cualquier procedimiento se realiza con el suficiente cuidado, se reduce la probabilidad de que surjan complicaciones desagradables y dolorosas. El dentista te enseñará cómo cuidarte en casa después de una extracción o cirugía dental y qué evitar. Es bueno estar preparado para lo que te espera y confiarte a un cirujano experimentado.
- Miedo a visitar al dentista: es natural preocuparse cuando algo duele. Además, el tratamiento dental se realiza en las inmediaciones del paciente, en la cavidad bucal. Por lo tanto, uno puede sentirse fácilmente expuesto y el miedo aquí es completamente comprensible. Por eso el dentista debe acercarse a ti con sensibilidad, comprendiendo todas tus inquietudes. Ellos también se encuentran en la silla del dentista como pacientes de vez en cuando, por eso te entienden.
Tratamiento dental bajo anestesia general. ¿Qué debes saber de antemano?
El miedo al dentista es común y muchas personas posponen el tratamiento aunque saben que el cuidado dental es importante. Los expertos de la Clínica Sonrisa Monalisa señalan que la solución puede ser la anestesia general, que permitirá a los médicos realizar el procedimiento de manera efectiva y al paciente dormir tranquilo. Te despertarás solo después de que se complete el procedimiento, sin estrés ni recuerdos desagradables.
¿Cuándo es apropiada la anestesia general?
La anestesia general permite a los médicos realizar procedimientos de manera más eficiente y sin estrés innecesario para el paciente. El tratamiento bajo anestesia es ideal para:
- Pacientes con fobia dental.
- Personas que no pueden tolerar el tratamiento dental mientras están conscientes.
- Procedimientos más exigentes como el aumento óseo o la colocación de implantes.
- Niños o personas con discapacidad que no puedan cooperar.
¿Qué hay que tener en cuenta antes de un procedimiento dental bajo anestesia general?
Someterse a un procedimiento bajo anestesia general no es posible sin exámenes médicos previos. El examen preoperatorio es necesario para garantizar tu seguridad y minimizar los riesgos:
- Antes del procedimiento, tendrás una consulta inicial con un anestesiólogo quien evaluará tu estado de salud, tu historial médico y la idoneidad de la anestesia general.
- El médico te examinará, controlará tu presión arterial, tu pulso y escuchará tu corazón y tus pulmones. También te preguntará sobre los medicamentos que estás tomando, tus alergias y cualquier experiencia con anestesia.
- A esto le seguirá un análisis de sangre de laboratorio para comprobar tu salud general y un examen de ECG del corazón.
- Es posible que se recomienden otras pruebas especializadas, como una radiografía de tórax, para algunos pacientes.
Después de completar estos pasos, tu médico discutirá contigo un plan de procedimiento detallado para lograr la máxima eficacia y comodidad.
¿Cuánto tiempo dura la preparación?
Desde la primera consulta hasta el procedimiento propiamente dicho bajo anestesia general pueden pasar desde unos días hasta unas semanas, ya que depende de tu estado de salud y de los exámenes preoperatorios necesarios y su evaluación toman tiempo. Por ello, te recomendamos hacer tu examen con bastante antelación para poder completar todos los pasos cómodamente.
Día del procedimiento
El día del procedimiento, llega en ayunas y sigue las instrucciones que recibiste del anestesiólogo. Después del procedimiento, necesitarás que alguien te acompañe a tu casa, así que ten esto en cuenta al planificar tu procedimiento.
Recomendación final
La anestesia general puede ser una excelente opción para quienes buscan comodidad y un tratamiento sin dolor. Sin embargo, recuerda que una parte importante del proceso es la preparación.