La Educación es una de las materias claves en cualquier sociedad del mundo. No cabe la menor duda de que una nación que no tenga en cuenta una materia que es tan importante como esta está condenada al fracaso más absoluto. Necesitamos preparación para enfrentarnos a cualquier tipo de puesto de trabajo y es por eso por lo que se requiere de todo el material necesario para realizar un aprendizaje en concreto. Estas cosas son aulas, libros y, sobre todo, profesores. Estas son las necesidades básicas de cualquier ciencia que deba ser aprendida para potenciar el desarrollo de la sociedad.
Vamos a centrarnos, a lo largo de todo este artículo, en lo que tiene que ver con uno de los asuntos de los que os hemos hablado en el párrafo anterior. Hablamos de lo que concierne a los profesores, que son una pieza angular en lo que tiene que ver con la educación de los más pequeños y de todas aquellas personas adultas que se están preparando para empezar a realizar una actividad profesional. Sin ellos, está claro que nada sería igual en términos de aprendizaje para los más pequeños. No podemos dejar de lado todo lo que tiene que ver con los docentes.
Una noticia que fue publicada por la agencia de noticias Europa Press informaba de que en España hay un total de 750.000 profesores. Es una buena cantidad de docentes para hacer frente a la gran cantidad de personas que se encuentran en cualquiera de las etapas de formación que ha hecho posibles el sistema educativo español, ya sea el público o el privado. No cabe la menor duda de que este es el dato que mejor demuestra que España apuesta por la educación y que sabemos, en este país, que esta etapa de la vida es clave para el futuro de la sociedad nacional.
Una noticia publicada en este caso por la web de Newtral informaba que, de cara al curso escolar que empezaba el pasado mes de septiembre, Educación iba a contratar un total de 40.000 nuevos profesores, algo que también muestra el compromiso que ha habido por hacer de la normalidad lo habitual en las aulas durante estos últimos meses. La verdad es que del dato relativo a los profesores se denota cuál es la verdadera apuesta de un país por su educación. Pocas cosas hay que hablen más claro que este dato.
Nos encontramos en un momento en el que la educación ha vivido un momento complicado. El año pasado, hubo que suspender el curso y este año nadie sabía muy bien cómo enfrentarse al coronavirus en las aulas y prevenir contagios sin necesidad de que la calidad educativa se resquebrajara. La solución, según lo que nos han comentado los profesionales de Preparador Oposición Infantil, no ha sido otra que la de incorporar una mayor cantidad de profesores en las aulas. Desde luego, los resultados de apostar por ellos y ellas son más que positivos: en un momento tan complicado, hemos mantenido cierta normalidad a la hora de impartir el curso.
¿Mantendremos la apuesta por estos profesores en el futuro?
La gran cuestión, en los momentos en los que nos encontramos, es saber si los profesores que han ejercido su actividad a causa de que era necesario descender el ratio de alumnos por clase se van a quedar en sus colegios o institutos o si se va a mantener la cantidad de alumnos por cada clase, haciendo que este aumento en el número de profesores se neutralice en los próximos meses y años. Nosotros, como siempre, defendemos que la segunda es la mejor de las tesituras.
Hay que seguir por el camino que se ha venido marcando en los últimos tiempos en materia educativa. Es una necesidad que reclama la sociedad, una sociedad que no va a ser la misma después del coronavirus y que va a tener que reinventarse de alguna manera más pronto que tarde. No cabe la menor duda de que vamos a tener que modificar algunas cosas para mejorar nuestro sistema educativo, que sigue lejos de los mejores de Europa. Y la reducción del número de alumnos por profesor es una buena manera para empezar a cumplir con esto.
¿Pero es posible realizar cambios que nos coloquen a la vanguardia de Europa en educación? Creemos firmemente que sí. El problema es que no nos creamos que podemos seguir mejorando y quedemos instalados en la mediocridad más absoluta. Nuestro peor enemigo, en estos momentos, somos nosotros mismos. Y tenemos todos los elementos para intentar mejorar y parecernos más a los países escandinavos, que son los que siguen llegando la batuta en Europa en lo que respecta a educación y a otras tantas cosas.
