Cómo descubrí que las copas pueden ser imagen de marca de un negocio hostelero

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Dicen, y con toda la razón del mundo, que España es un país de bares. Los datos avalan esta teoría puesto que nuestro país, según han revelado diversos medios de comunicación y una buena nómina de estudios, tiene más bares que, por ejemplo, un país como Estados Unidos. Uno se pregunta: ¿pero de verdad es rentable tener un negocio en el que la competencia es tanta y en el que los sacrificios son tan grandes? La respuesta, con el paso de los años, nos va quedando mucho más clara. Por supuesto que es rentable disponer de un negocio así.

Después de muchos bares y restaurantes a los que he acudido, puedo confirmar lo que os decía en el párrafo anterior, pero con un matiz: es verdad que es rentable disponer de uno de estos negocios, pero siempre y cuando tengamos claro que necesitamos diferenciarnos de todos esos bares y restaurantes que constituyen nuestra competencia y que efectivamente realicemos acciones encaminadas a conseguir esa diferenciación que, como apunta prácticamente la totalidad de los expertos en publicidad y marketing, es fundamental para ganar clientela y notoriedad en un mercado que se encuentra saturado por la parte de la oferta.

He encontrado, a lo largo de mi vida, muchas maneras a través de las cuales es posible que un bar o un restaurante se diferencie de su competencia. Aquí van algunas de ellas:

  • La primera, obviamente, tiene que ver con los productos que se sirven en el establecimiento.
  • Otra está relacionada con el lugar en el que se encuentra el bar o restaurante (imaginaos tener un bar con vistas al mar. Evidentemente eso vende más que otro que de a un patio interior).
  • El personal es otro de los factores que nos puede hacer diferentes a los demás. Unos empleados simpáticos siempre me han dejado más ganas de regresar a su bar que unos que no lo son tanto.
  • La música. No cabe duda de que el estilo de música es algo que nos condiciona mucho a la hora de decidir si vamos a un lado o a otro.
  • Finalmente, y enlazo con el capítulo que más me ha llamado la atención a lo largo de todos estos años, destaco el menaje y los recipientes (vasos, platos, copas…) del que dispone el bar en cuestión. Este punto es realmente interesante y proceso a hablar sobre él.

El conjunto de copas, vasos y platos de los que dispone un restaurante es una de las maneras que tienen los hosteleros para diferenciar a sus bares o restaurantes del resto de negocios que pueden competir con ellos. Es una de las cuestiones de las que me he dado cuenta durante los últimos tiempos y que realmente el cliente puede llegar a valorar positivamente. Creo que esta es una de las cuestiones que hace que empresas como Exportcave, dedicadas a la provisión de este tipo de productos, goce de tan buena salud en un momento como en el que nos encontramos.

Los amantes del vino valoran el recipiente en el que consumen

España es un país en el que el vino es uno de los grandes productos. Por ese motivo, cada año aumenta el número de consumidores de este tipo de bebidas (de hecho, según la web de un medio de reputada competencia como El País informaba de que el consumo de vino en España había crecido en un 0’7% en el primer trimestre de 2018). Sé, porque es un asunto con el que estoy bastante de acuerdo, que al buen consumidor de vino le interesa que los recipientes en los que este producto le es servido sean de una determinada calidad.

Esta es una opinión bastante compartida entre los más de 22 millones de consumidores que, según el portal web especializado Vinetur, había en España a principios del año 2017. Y es que un buen vino, en una buena copa, gana bastante. Y este es un tema que también se puede trasladar a cualquier otro tipo de bebida. Una buena presentación siempre suma y hace que los consumidores nos sintamos mucho más cómodos con el producto que tenemos delante. Esto tiene un valor que es incalculable para el que trata de vender su producto.

Todo lo que en este artículo os hemos ido comentando va a seguir siendo muy parecido de aquí a dentro de algunos años. A nadie le cabe la menor duda de ello. Y es que la elegancia y la sobriedad son dos factores que al buen consumidor del vino le gustan, ya no solo en lo relativo al propio producto, sino también a todo lo que tenga una relación, aunque sea indirecta, con él, como puede ser el asunto relativo a las copas o los vasos en los que se sirve.

 

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