Oposiciones: el primer paso para una vida cómoda y feliz

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Uno de los problemas a los que hemos estado sometidos en esta sociedad durante los últimos años ha tenido que ver con el mercado laboral. Resulta que en nuestro país ha tenido una tasa de paro que ha sido realmente grande durante los años en los que hemos estado sometidos al yugo de la crisis económica. Y, si entramos en lo que tiene que ver con el desempleo juvenil, la verdad es que la cosa se descontrola. Y es que ha sido la alta tasa de paro juvenil la que ha provocado que muchos jóvenes no hayan podido levantarse cada día con una sonrisa.

Encontrar un trabajo para la gentejoven ha sido algo así como ganar la Champions League en los últimos años. Y lo cierto es que eso conlleva una serie de problemas de grandes dimensiones. Resulta que tenemos a las generaciones mejor preparadas de nuestra historia en casa, sin trabajo y con todos los estudios habidos y por haber conseguidos. Y no están en casa porque quieran. Quieren trabajar, empezar a ahorrar para llegar a tener una vida independiente y, en definitiva, ir cubriendo etapas en su vida. Pero eso depende, por desgracia, de un trabajo que muchos no tienen.

Vamos a hacer hincapié en los datos que nos está dejando el mercado laboral juvenil en los últimos tiempos. En el verano del 2017, ocho de cada diez estudiantes que tenía menos de 25 años quería trabajar durante el verano, algo que, desde luego, no era posible conseguir para todos. Ni siquiera para una parte. Y, para más inri, los que encontraron trabajo seguramente lo hicieron en unas condiciones en las que sufrían cierta explotación. No cabe la menor duda de que este es uno de los problemas de mayor calado de nuestra juventud y que tiene una solución complicada.

Una noticia que fue publicada en el portal web del diario ABC informaba de que el 88% de los jóvenes de este país tiene serias dificultades para encontrar trabajo. La falta de experiencia es la cuestión que les genera una mayor cantidad de problemas, además de su inconformismo, la inestabilidad del propio puesto de trabajo o por su alta demanda de flexibilidad. El caso es que el problema sigue estando ahí y poca gente tiene una solución para intentar que las cosas cambien en este sentido.

Es evidente que no corren tiempos fáciles para los jóvenes. Es difícil levantarse cada día con una sonrisa sabiendo que no disponemos del dinero suficiente como para encontrar una vida que sea completamente independiente. Pero, por suerte, muchos de nuestros recién graduados y graduadas ya han comenzado a poner la primera piedra en el camino de la felicidad a través de una de las formas a la que más gente está recurriendo a la hora de buscar trabajo: las oposiciones para los diferentes cuerpos de la Administración General del Estado. Los profesionales de una entidad como Oposiciones AGE, dedicados a preparar a sus clientes para este tipo de pruebas, nos han comentado que son muchas las personas (especialmente jóvenes) que para conseguir un trabajo y mejorar su calidad de vida y su felicidad se han embarcado en una experiencia como lo es una oposición.

Persistir también es ganar

Es evidente que hay que avisar a la gente de lo que supone enfrentarse a una oposición. Se trata de un asunto que requiere de todo nuestro esfuerzo durante meses o hasta incluso algún año completo. Por eso es necesario que tengamos una enorme fuerza de voluntad para tratar este asunto. Es posible que la primera vez fracasemos a causa de la falta de experiencia o incluso por los nervios. Pero, para la segunda, ya tendremos asimilados unos conceptos que, a buen seguro, harán que las posibilidades de éxito crezcan de una manera exponencial. Persistir es ganar.

Lo bueno de las oposiciones es que, teniendo éxito una sola vez, tendremos conseguido un trabajo para toda una vida. Por eso sabemos que merece la pena embarcarse en un evento de estas características. Y los jóvenes de hoy en día suscriben lo que estamos comentando. La verdad es que son ellos los que copan, en mayor medida, las aulas cuando hay oposiciones (y no solo para las de la Administración General del Estado, sino también para cualquier otra).

La felicidad depende de asuntos que no solo son personales, sino también profesionales. Está clara una cosa: una persona necesita sentirse desarrollada para tratar de ser feliz y ver que es útil para algo. De no ser así, podemos llegar a tener problemas en muchos sentidos, sobre todo psicológicos. Los jóvenes sienten esa necesidad y, por eso, necesitan sentirse útiles para ser felices. El trabajo (un trabajo que, por otra parte, no esté mal pagado y no lleve asociadas unas condiciones lamentables) es una de las mejores armas para ello.

 

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